Desde que tuve mi primera guitarra me quedé fascinado por el dibujo de la boca o roseta. Parecían cientos de hilos de colores dispuestos de forma geométrica formando un dibujo perfecto. Por entonces creía que estos intrincados patrones se hacían con «hilos» de colores o algo parecido, pero nunca comprendí cómo se llegaba a esa perfección.
Ahora que estoy construyendo mi primera guitarra, he decidido construir también la roseta al estilo artesanal, como han hecho los guitarreros españoles desde el siglo XIX hasta hoy. Yo tenía experiencia de tallar rosetas de laúdes y vihuelas, tal como se hacía hasta el siglo XVIII. Por aquél entonces se tallaban en la tapa (laúdes y tiorbas) o en capas superpuestas de papel o pergamino (guitarras barrocas).
Hoy en día venden en las tiendas de suministros para lutieres bocas elaboradas con medios más o menos artesanales, algunas de buena calidad y con buen aspecto. Desde unos 3 € hasta unos 20 € podemos comprar la roseta ya hecha. Pero una roseta hecha a mano lleva el «sello» de la artesanía, revela los pequeños desperfectos del artesano, el trazo de su mano. Además, los patrones suelen ser más elegantes y de mayor belleza, y el resultado final es sin lugar a dudas mucho más bonito, además de aportarle mayor categoría al instrumento. Eso sí, una roseta se lleva entre 15 y 20 horas de trabajo (la mía me ha llevado 32 horas, por ser la primera y por tener un patrón algo complejo), por lo que estas horas repercuten en el precio final de la guitarra. Seguramente muchos preferís pagar menos por el instrumento y tener una roseta de fábrica, ya que es un elemento que solo afecta a la estética y no afecta al sonido.
La guitarra que estoy construyendo es una réplica de una Hernández y Aguado. Me he decidido por este modelo porque tuve la oportunidad de hacer un cursillo de guitarra con el profesor Demetrio Ballesteros, y él tenía una Hernández y Aguado con un sonido maravilloso. Además, estos instrumentos tienen un diseño muy personal, de corte muy clásico, que a mí siempre me ha gustado. Recuerdo las fotografías que ilustraban la edición del Método de Aguado con el que yo comencé a estudiar en el conservatorio, en ellas se veía a Regino Sáinz de la Maza tocando una guitarra con una pala preciosa. Posteriormente descubrí que esa pala tan bellamente diseñada era el sello de estos constructores madrileños.
La roseta de Hernández y Aguado que he utilizado como modelo pertenece a una guitarra que está en venta en la prestigiosa Guitar Saloon International, y es la más elaborada que he visto de estos constructores. Se compone de un motivo central geométrico en forma de cruz/flor; dos franjas simétricas de una greca característica de estos constructores, en blanco y negro (muy imitadas posteriormente); una espiguilla cuatricolor y una serie de líneas de diversos colores. Los colores empleados en la boca son: blanco (crema), negro, rojo, azul y verde. El azul solo aparece en la espiguilla, y yo decidí no usarlo porque veía demasiada policromía, por lo que en mi elaboración de la espiguilla sustituí las franjas azules por verdes.
Detalle de la boca original de Hernández y Aguado (Madrid, 1966) que ha servido de modelo para mi copia de esta guitarra. Fotografía de Guitar Salon International, a quienes agradezco el permiso para su publicación (si deseas ver más imágenes de esta maravillosa guitarra, pulsa sobre la imagen)
¿QUÉ MATERIAL SE EMPLEA PARA HACER LAS ROSETAS?
Las rosetas clásicas al estilo español se hacen con chapas de madera tintadas en diferentes colores. Las chapas que encontramos en España tienen 0,5 o 1 mm de grosor.
Estas son las chapas de madera que voy a usar para construir la roseta
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¿CÓMO SE FORMAN LOS DIBUJOS DE LA BOCA?
Primeramente debemos distinguir los tipos de motivos clásicos existentes. Hay cuatro tipos de motivos en las rosetas:
- Motivos centrales, grecas o guirnaldas. Son los más elaborados y los que le imprimen el carácter a la boca.
- Espiguillas. Las hay de muchas combinaciones diferentes de colores y formas. Sirven para darle cuerpo y color a la roseta, en la periferia de los motivos centrales.
- Líneas de colores. Son chapas superpuestas formando franjas de diferentes colores. Se usan para delimitar los motivos centrales y grecas y para delimitar los bordes de la boca.
- Secciones macizas. Normalmente de nácar o ébano, pero pueden hacerse de otros materiales (muy usadas por el gran Antonio de Torres).
Los motivos centrales se forman creando un listón formado por muchas tiras de chapa, normalmente de 0,5 mm de grosor. Estas tiras se disponen en un orden, formando filas y columnas, como se verá más adelante en el apartado dedicado al diseño. Posteriormente, el listón se corta como si fuera en «lonchas» de 1,5 mm aproximadamente, que serán las teselas que formen el mosaico lineal.
Las espiguillas se forman pegando chapas de colores contrastados hasta formar un taco ancho, que se corta posteriormente a 45º para formar el dibujo de espiga.
Las líneas de colores consisten en superponer chapas de diferentes colores.
Las secciones macizas se obtienen cortando teselas de un «listón» al que se le ha dado en su sección el dibujo deseado. Antonio de Torres usaba magistralmente el nácar de esta manera.
¿CÓMO SE PEGA LA BOCA A LA TAPA DE LA GUITARRA?
Hay dos métodos completamente diferentes de llevar a cabo este trabajo. Algunos guitarreros construyen la boca aparte de la guitarra, en un molde consistente en un círculo de madera de 1 cm o más de altura que se pega a una base circular de mayor diámetro, sobre la que se va construyendo la roseta de forma concéntrica comenzando por la parte más cercana a la boca de la guitarra y terminando por las líneas exteriores. Se obtiene así una roseta de una pieza, independiente de la guitarra, que se pega de una vez sobre la tapa, en el canal que se practica para alojarla. Es el mismo sistema de las rosetas artesanales que venden ya hechas.
El otro método también es utilizado por muchos guitarreros, y a mí me convence más, por parecerme más sólido. Consiste en construir la boca directamente sobre la tapa de la guitarra, poco a poco, en círculos concéntricos, comenzando por el motivo central y extendiendo los círculos hacia los bordes de la boca. Para cada círculo concéntrico hay que tallar un canal en la tapa. Hacen falta para ello formones especiales muy finos. Yo me he fabricado tres formones para este propósito, de 2, 1,5 y 1 mm respectivamente.
EL DISEÑO
Es la parte más importante de la boca. En mi caso, he estudiado la boca original, comprendiendo cómo hicieron cada una de las partes, para posteriormente intentar imitar la obra de arte que elaboraron estos maestros. Pero lo normal cuando no se construyen réplicas es que cada guitarrero diseñe sus propias bocas, que imprimen personalidad a sus instrumentos.
El diseño es determinante. Si no tenemos una idea perfectamente clara de las medidas, colores, materiales necesarios, etc, no podremos construir la boca. Y aún teniendo una idea clara del diseño, lo normal es que surjan problemas, dados el carácter delicado y la escala tan reducida a la que vamos a trabajar.
Hay que elaborar un diseño basado en dibujos a escala ampliada que ilustren con cuadrículas los diferentes motivos, con excepción de las líneas y las espiguillas:
Diseño 1
Diseño 2
En el dibujo ya veremos el ancho teórico resultante de la roseta, y digo teórico porque al aplicar cola entre cada una de sus partes la anchura de la boca aumentará en la práctica. Hay que tener muy clara cuál será la anchura total de la roseta, porque los cortes en la tapa iràn en función de esta anchura.
PREPARANDO LAS DIFERENTES PARTES DE LA BOCA
El primer paso es elaborar el motivo central, ya que es el que hay que pegar primero al estar en el centro del diseño simétrico de la roseta. Este motivo tiene 11 filas y 11 columnas. Hay que asignarle a cada cuadrado un color. Elaboraremos las 11 columnas por separado y las pegaremos formando un bloque.
Para elaborar cada columna es necesario pegar 11 chapas, previamente cortadas aproximadamente a 250 x 25 mm. Nos saldrán bloques de aproximadamente 250 x 25 x 5,5 mm de los que cortaremos tiras. Estas tiras, cepilladas a 0,5 mm de espesor serán las columnas.
Necesitaremos 11 columnas, pero si observamos el diseño podremos comprobar que, con excepción de la columna central, todas se repiten, al ser el motivo simétrico. Por lo tanto solo necesitaremos 6 bloques diferentes. De cinco de ellos extraeremos 2 columnas, y del sexto (el central), cortaremos 1 columna.
Todo debe estar claro en el diseño, debemos tenerlo todo numerado y controlado, para evitar errores y pérdidas de tiempo considerables.
Estos son los 6 bloques de 11 chapas pegadas de los que cortaré las columnas del motivo central, ya cepillados y preparados para el corte
Cortando una tira de 1 mm que, una vez cepillada a 0,5 mm, será una columna del Diseño 2. Para ello uso una sierra japonesa ryoba de hoja muy fina y afilada
Una columna ya cepillada a 0,5 mm. Se trata de la columna E y G del Diseño 1
Este es el listón formado al pegar juntas las 11 columnas del motivo central
Una vez que se han cepillado ligeramente los dos lados del listón que coinciden con el radio de la circunferencia, cortamos las teselas y comprobamos sobre el diseño que se ajustan y forman una corona circular con buen aspecto
Hay que comprobar la buena alineación de todos los motivos de mayor tamaño, en este caso estoy comprobando la alineación de la greca (Diseño 2), que he elaborado por el mismo procedimiento que el motivo central. En este caso he tenido que cortar 120 teselas para tener suficientes piezas para las dos franjas que lleva la boca
Preparé este ancho sándwich para hacer la espiguilla (de este taco hay que cortar las tiras a 45º, pero conforme fui presentando los diferentes elementos de la roseta comprobé que se me quedaba demasiado ancha y decidí prescindir de este elemento decorativo
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EL ENCOLADO DE LA BOCA EN LA TAPA
Se comienza por el motivo central, para lo cual hay que hacer un canal de aproximadamente 1,5 mm de fondo, con un cúter de círculos y un formón muy fino.
En esta imagen se puede ver que ya he encolado todo el motivo central y estoy trabajando en las franjas de color y la greca del exterior
Aquí podemos ver cómo se fija temporalmente con alfileres la banda compuesta de amarillo-verde-amarillo-negro que va entre el motivo central y la greca interior, así como parte de laa propia greca interior ya encolada. La tapa lleva un refuerzo bajo la boca, precisamente para contrarrestar los efectos que el trabajo en la roseta puedan tener sobre esta delicada parte de la guitarra. Podemos observar también que no habrá roseta en la porción de la boca que quedará bajo el diapasón, ya que quedará oculta
Tallando un canal con el formón de 1 mm que adapté yo mismo, y que ha demostrado funcionar de maravilla. El lutier tiene que construirse muchas herramientas, plantillas y moldes. También tiene que dibujar sus propios planos de todas las partes del instrumento. Nada queda al azar, todo debe ser producto de un estudio y una decisión posterior
Un cepillo en miniatura es imprescindible para muchos trabajos de la guitarra, en este caso lo estoy utilizando para enrasar la boca con la tapa. Durante el proceso de encolado y enrasado suele producirse algún desperfecto, que será necesario reparar posteriormente despegando la tesela estropeada y encolando una nueva
Este es el resultado a falta de las franjas de color exteriores
Y aquí está la boca ya terminada, a falta de reparar algún desperfecto que ha salido durante el proceso de cepillado y acuchillado para enrasarla con la tapa. Se puede observar que la zona que quedará oculta bajo del diapasón lleva una simple chapa pegada en lugar de mosaico (ahora se ve muy fea esa parte, pero una vez oculta se eliminará esa sensación)
Un detalle de la boca aún sin barnizar. Cuando termine la guitarra añadiré fotografías en las que se vea barnizada
Ha sido un reto reproducir la roseta de unos grandes maestros como Hernández y Aguado. Conforme he ido trabajando en esta parte de la guitarra, mi admiración hacia estos maestros guitarreros ha ido creciendo más y más. Cada vez que veo el resultado tan espectacular de la boca que ellos hicieron crece mi admiración hacia su maestría. Y aunque el resultado de mis 35 horas de trabajo no cuenta con su nivel de precisión y acabado, estoy satisfecho, porque el reto era muy difícil, y aunque es mi sexto instrumento, es mi primera roseta de guitarra.
El siguiente instrumento que construiré será una guitarra flamenca, copia de Santos Hernández. Las rosetas de este maestro madrileño son mucho más simples, por lo que el tiempo invertido en esta boca que acabo de terminar comenzará a dar sus frutos.
La roseta de una guitarra, por muy rápido que sea un guitarrero, requiere 15 o 20 horas de trabajo. Algo parecido ocurre con el barnizado a gomalaca con muñequilla, son muchas horas de trabajo las que hay que dedicarle. Estas labores artesanas de las guitarras (que se pueden sustituir por otras alternativas menos tradicionales y auténticas) deben ayudarnos a comprender los precios de los instrumentos hechos a mano con auténticas técnicas tradicionales.