Cuando vemos nombres de notas o acordes en partituras o tablaturas procedentes de países como Estados Unidos o Alemania, comprobamos que se usa un código de letras diferente al sistema que usamos en España y muchos otros países, tanto de Europa como de América. Esto se debe a un diferente origen histórico de los sistemas de notación musical. Un poco más adelante hablo de esto, pero si lo que quieres es simplemente saber la equivalencia entre las notas en ambos sistemas, aquí va:
UN POCO DE HISTORIA
Los nombres de la notación anglosajona proceden de la nomenclatura de las notas musicales griegas. Fue a principios del siglo VI cuando el teórico musical Boecio investigó los sistemas musicales griegos, especialmente el systema teleion en su obra De institutione musica. Sus estudios no cofificaron el sistema tal como lo conocemos hoy, pero sus escalas ya comenzaban con la A. Desde entonces, la notación basada en las letras del alfabeto ha tenido una complicadísima y variada evolución hasta llegar a lo que conocemos hoy en día como notación anglosajona.
Boecio usando el monocordio
Detalle del Epitafio de Seikilos, una de los ejemplos más importantes de notación griega clásica
En cambio, la notación latina procede de las primeras sílabas de un Himno a San Juan Bautista, idea debida al teórico musical medieval Guido D’arezzo (siglo XI):
Ut queant laxis
Resonare fibris
Mira gestorum
Famuli tuorum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Ioannes.
Y alguno se preguntará, «pero, ¿qué tiene que ver UT con DO?» Pues nada, el nombre de UT se cambió por DO en el siglo XVII. Dicen que fue el italiano Giovanni Battista Doni quien promovió el cambio, a partir de la primera sílaba de su apellido, pero parece que esto no está demostrado. Lo cierto es que desde esa época usamos la sílaba DO en lugar de UT.
DEBEMOS CONOCER LOS DOS SISTEMAS
Como músicos, debemos conocer los dos sistemas de notación musical, pues ambos son utilizados por millones de músicos en todo el mundo. Aunque estemos educados en uno solo de estos sistemas, debemos aprendernos la nomenclatura del otro, de manera que podamos escribir indistintamente los nombres de las notas o los acordes en cualquiera de ellos. Esto nos ayudará mucho cuando toquemos con otros músicos, leamos partituras o tablaturas procedentes de otros países, lo leamos libros musicales procedentes del entorno anglosajón.