Ha llegado el verano, es la hora de cuidar de nuestros instrumentos. Siguiendo unos mínimos cuidados tendremos guitarra para rato, de lo contrario podemos llevarnos una desagradable sorpresa. Desgraciadamente yo me he llevado varias, la más impactante fue dejar mi laúd barroco sobre la mesa un día de agosto en una habitación cerrada donde no daba el sol: cuando llegué del trabajo me encontré el puente completamente despegado y al otro lado de laúd, colgando de las cuerdas. Tuve suerte en dos cosas: en no escuchar el estruendo y en que no se produjeron roturas de importancia, así que desencolé la tapa del laúd y lo volví a pegar, y hasta hoy… Desde entonces siempre que termino de tocar lo guardo en su estuche rígido y en verano lo almaceno en la zona menos calurosa de la casa. ¿Por qué ocurrió esto?
La madera es un material higroscópico, es decir, que adapta su humedad a la del entorno. Las guitarras se construyen con maderas secas, cuyo porcentaje de humedad oscila entre el 40 y el 50%. Pero estas maderas secas, cuando salen de la fábrica o el taller y se trasladan a ambientes más húmedos o más secos, adquieren o desprenden humedad, lo cual produce deformaciones.
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La humedad no afecta por igual a todos los instrumentos de cuerda pulsada y mástil. Por ejemplo, en las guitarras clásicas, sometidas a una tensión inferior, no afecta tanto. En los instrumentos antiguos como laúdes puede ser un problema muy serio, al igual que en las guitarras acústicas. Los cambios de humedad afectan sobre todo a las guitarras construidas con madera maciza, pues las laminadas no tienen este problema ya que las diferentes chapas que forman el conjunto están encoladas entre sí, con lo que se evitan las deformaciones (aunque es sabido que el laminado merma el sonido).
Un ejemplo de los efectos del exceso o falta de humedad se puede apreciar en las siguiente ilustración, de la que podemos deducir que un instrumento sometido a un exceso de humedad sufrirá un aumento de la altura de las cuerdas:
Cada tipo de madera, incluso cada corte del mismo tronco, se deforma de diferente manera. Las deformaciones suelen producirse con diferente intensidad en el sentido paralelo a la veta que en el sentido transversal, y muchas piezas de la guitarra se encolan con las vetas perpendiculares entre ellas, lo cual produce tensiones que es necesario evitar a través de un control de la humedad del instrumento. Las principales consecuencias del exceso o defecto de humedad en una guitarra acústica son:
- Desajuste de la altura de las cuerdas
- Trastes con extremos «levantados»
- Grietas
- Deformaciones de la tapa (desencolado del puente)
Estos efectos indeseados se pueden evitar fácilmente siguiendo estos consejos:
- Nunca dejes la guitarra dentro de un coche, menos aún en un maletero, especialmente en verano
- No dejes la guitarra al sol ni cerca de fuentes de calor potentes
- Guarda siempre la guitarra en un estuche rígido, protege mejor no sólo de los golpes sino de los cambios repentinos de humedad y temperatura
- Durante el verano (en el hemisferio norte) USA UN HUMIFICADOR
Hay varios tipos de humidificadores, desde los más básicos (un tubo de goma con una esponja en el interior y unos orificios para liberar la humedad) hasta otros más sofisticados que no solo pueden humidificar sino también absorber la humedad. En la ciudad donde vivo (Málaga), el único problema climático que puede afectar a las guitarras en verano es la sequedad del aire, que algunos días se sitúa en torno al 20%, por lo que el humificador de tubo de goma es una solución económica y eficaz, sobre todo para quien tiene más de un instrumento. Recuerda que el aire acondicionado también seca mucho el ambiente. Los humidificadores de tubo más largos son los más eficaces, tienen este aspecto:
Se introducen en agua durante un minuto más o menos, se secan con mucho cuidado para que las gotas no estropeen la guitarra y se introducen en el instrumento fijando la pestaña en una de las cuerdas centrales. En la imagen siguiente se puede apreciar uno instalado, aunque es más eficaz dejar la guitarra sin esa tapa de plástico, ya que de esta manera la humedad se reparte mejor por el interior del estuche, afectando al diapasón, que también puede secarse en exceso.
La frecuencia con la que debemos sumergir de nuevo el humidificador dependerá de las condiciones del entorno de cada instrumento, pero debe ser aproximadamente cada semana. De esta manera, el calor veraniego o la sequedad producida por el aire acondicionado no afectaran al correcto ajuste de nuestras guitarras y nos evitaremos disgustos fácilmente evitables.
También hay hoy en día en el mercado humidificadores digitales para guitarra que facilitan mucho el trabajo e incluso tienen una pantalla digital que indica las condiciones de humedad en la caja del instrumento. Sin duda, esta es la mejor opción, dada su precisión.
Espero que estos consejos te ayuden a alargar la vida de tus instrumentos.
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