Todas las entradas de: Juan Carlos Ayala

Estudié el Grado Superior de guitarra por el Conservatorio Superior de Música de Málaga (España). Soy profesor de Música de Secundaria en activo desde 1999. Luthier aficionado, he construido instrumentos de cuerda pulsada del Renacimiento y el Barroco, a guitarras clásicas y de jazz (archtop)

​VOLVER A TOCAR LA GUITARRA

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Conocí a una chica argentina, Camila, de diecisiete años, que había venido a España con su familia por la crisis de primeros de siglo. Le pregunté una vez si no tenía añoranza de su país. Me dijo: “Muchas veces; me da la , sí; pero entonces agarro la guitarra, canto una canción de Álex Ubago y se me olvida todo.”

Para entonces yo ya llevaba más de veinte años sin agarrar la guitarra. También tocaba cuando tenía su edad, y tocaba mucho. Aprendí solo a acompañar canciones, no supe hacer ni un punteo. Llegé como mucho a hacer algún arpegio y nada más. Pero recordé las horas que pasaba cantando, imaginando, estrujando al máximo mi tiempo libre.

Lo dejé, como se dejan los dibujos cuando se acaba la infancia, como se dejan los poemas cuando se busca trabajo. Era algo antiguo, un bonito recuerdo, nada más.

Las palabras de Camila han vuelto ahora que, pasados los cincuenta, puedo dejar atrás también todo aquello que me hizo abandonar la guitarra. ¿Recordaré algo? ¿No será una simple nostalgia cargada de fantasía?

Volví a coger la guitarra. ¿Quién me dice que no puedo? Yo no tengo ni la ambición de ser un virtuoso ni la vergüenza de hacer el ridículo. Descubrí con sorpresa que no había olvidado nada, que sabía aún todos los acordes y que recordaba cómo se saca una canción y cómo se cambia un acorde. Volví a tocar. Cambié la española por la acústica y me puse a cantar, a pasar las horas abrazado a la guitarra.

Pocas cosas he hecho mejores que esta, pocas decisiones me han dado más satisfacciones. Cuando toco, olvido lo que me preocupa, me reconozco y me conozco mejor. He vuelto a tocar la guitarra y soy feliz.

Fernand

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APRENDE A TOCAR ARPEGIOS CON LA GUITARRA

El arpegio es un excelente recurso para acompañar canciones, aunque también constituye en sí mismo un patrón interesante para componer piezas musicales. El compositor puede crear piezas completamente basadas en arpegios o simplemente servirse de estos en algunos momentos de sus obras, aportando grandes dosis de belleza a las mismas. Los laudistas del Barroco fueron grandes maestros del arreglo, sobre todo los alemanes, quienes crearon verdaderas obras de arte. Un ejemplo sublime de lo anterior es la Toccata Arpeggiata de Kapsberger. Pero … comencemos explicando qué es un arpegio.

Un arpegio es una sucesión de notas tocadas en diferentes cuerdas de la guitarra, siguiendo un modelo o patrón más o menos fijo que se suele repetir un número determinado de veces. Este patrón suele comenzar por la nota más grave. Para comprenderlo mejor te sugiero que mires el minuto 1:11 del vídeo que aparece más adelante en este artículo, donde interpreto un arpegio muy lentamente.

Es conveniente recordar, para comprender la explicación, cómo se escribe la digitación de los dedos de la mano derecha de la guitarra:

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p = pulgar

i = índice

m = medio

a = anular

Hay multitud de formas o patrones de arpegios, que pueden ser desde muy básicos y fáciles hasta muy complicados. Aquí sólo voy a tratar de un patrón muy simple que nos sirva para iniciarnos en la práctica de este recurso, el patrón p – i – m – i (pulgar – índice – medio – índice). Cada dedo toca una semicorchea, por lo que las cuatro notas se tocan en un tiempo. Se comienza tocando la nota más grave con el pulgar, a continuación se toca la intermedia con el índice, en tercer lugar la más aguda con el medio y en cuarto lugar se toca de nuevo la nota intermedia con el índice. Esto en partitura y tablatura se representaría así:

Estudio de arpegios

He escrito un estudio para que podáis practicar y aprender a tocar este arpegio, titulado Estudio de Arpegios, que podéis descargar aquí.

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  • Tapa miel, fondo y aros de caoba tintado, bordes negros
  • Diapasón y puente negro, trastes de latón, estable, clavijeros niquelados
  • Escala 650 mm

Como siempre os digo, la fórmula  para estudiar es:

  • Aprender a nuestro ritmo (algunos podréis interpretar el estudio a primera vista y otros no podréis tocar dos notas seguidas).
  • Comenzar muy despacio.
  • Aumentar la velocidad poco a poco y conforme vayamos controlando dónde van los dedos de ambas manos.
  • Estudiar fragmentos cortos, que iremos sumando poco a poco, como si fueran palabras que van formando una frase.
  • Identificar aquellas partes que más nos cuestan y centrarnos en ellas, no en aquello que nos sale a la primera.

Recuerda que en el minuto 1:11 del vídeo interpreto el arpegio muuuuy despacio, para que lo puedas comprender y poner en práctica, en caso de que te cueste comprender lo que he explicado previamente.

 

 

Como siempre, si tenéis algún comentario o duda, no dudéis en escribirme. ¡Suerte con el arpegio! Y recordad: la música no sale sola, hay que dedicar esfuerzo y constancia.

 

¿QUÉ EDAD ES LA IDÓNEA PARA COMENZAR A TOCAR UN INSTRUMENTO MUSICAL?

 

 

La respuesta es sencilla: a partir de los tres o cuatro años. Si quieres saber por qué, te propongo seguir leyendo.

Son muchos los padres interesados en que sus hijos comiencen prematuramente a practicar música con algún instrumento. Sin embargo, les suelen asaltar las típicas dudas sobre qué edad es la más idónea para comenzar a practicar música. Diversos estudios científicos han venido demostrando en las últimas décadas que una práctica musical temprana, a partir de los cuatro o cinco años, favorece determinados procesos físicos en el cerebro que contribuyen a un mejor desarrollo de las conexiones neuronales y del sistema auditivo.

Décadas atrás, el japonés Shinichi Suzuki fue un pionero en la introducción temprana de los niños en la práctica de un instrumento musical. Su método sufrió un gran parón debido a la Segunda Guerra Mundial, y fue en Estados Unidos en los años 50 donde se comenzó a desarrollar de una manera más generalizada. Suzuki fue un visionario, propuso que los niños comenzarán a tocar un instrumento musical a partir de los tres o cuatro años, y esto ocurría medio siglo antes de que se confirmaran científicamente los beneficios de esta temprana práctica musical en el cerebro humano.

Actualmente son muchos los métodos novedosos basados en el aprendizaje de la música en edades tempranas, siendo uno de los más conocidos el método Estrellita de Yamaha, que propone un comienzo del aprendizaje a los 4 o 5 años, pues es cuando los niños muestran un gran desarrollo del sentido auditivo. Este método familiariza a los niños con la música a través del oído. Es por lo tanto aceptado, tanto en el ámbito científico como en el pedagógico y en el artístico, que el comienzo del aprendizaje de un instrumento musical a edades entre los tres y cinco años aporta muchos y variados beneficios.

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EVIDENCIA CIENTÍFICA

Son muchos los estudios que se vienen haciendo desde décadas atrás en el campo de la neurología que demuestran que el estudio de la música favorece el desarrollo del cerebro. Se descubrió primeramente que los músicos tenemos más desarrollado el cuerpo calloso anterior del cerebro. Este beneficio de la práctica musical sobre el cerebro es más efectivo aún si la práctica con un instrumento musical se lleva a cabo en lo que se conoce como «sensitive periods», es decir, determinados momentos del desarrollo cerebral que son como ventanas abiertas a las influencias externas, y cuya efecto es muy duradero. Los estudios pioneros fueron la base del fabuloso documental «Mi cerebro musical», ¡no os lo perdáis! Más recientemente, un estudio de la Concordia University y el Montreal Neurological Institute, publicado en el Journal of Neurology, concluye que los músicos que comienzan sus estudios antes de los 7 años de edad desarrollan cambios en la materia blanca, mejor conectividad entre las regiones motoras del cerebro que se encargan del movimiento de los dedos y de la coordinación de ambas manos, además de desarrollar una mayor precisión al tocar el instrumento, y lo que es más importante: cambios duraderos en el comportamiento. También mejora considerablemente el desarrollo auditivo.

 

¿CÓMO COMENZAR?

Hay un principio básico a tener en cuenta en el estudio musical de la primera infancia: no debemos forzar al niño a tocar un instrumento. Esta obligación podría causar lo que el estudio llama “toxic stress,” lo cual pude producir un incremento de cortisol, una hormona que pude dañar el desarrollo cerebral. Por lo tanto, nunca obliguemos a un niño de corta edad a tocar in instrumento musical, pues el efecto sería negativo. El niño se tiene que acercar al instrumento de una manera lúdica y divertida, tocarlo, mirarlo, manosearlo… De manera que se familiarice con él y comience a experimentar en sus posibilidades sonoras por sí mismo.

La idea de apuntar al niño en un programa de estudios musicales para edades tempranas es la más acertada, desde luego. En todas las grandes ciudades hay academias que ofrecen estudios de este tipo. De no haber posibilidades en tu localidad, te recomiendo que te formes un poco en la didáctica de la música en edades tempranas, a través de la lectura de libros que traten el tema.

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