​VOLVER A TOCAR LA GUITARRA

IMG_0067

Conocí a una chica argentina, Camila, de diecisiete años, que había venido a España con su familia por la crisis de primeros de siglo. Le pregunté una vez si no tenía añoranza de su país. Me dijo: “Muchas veces; me da la , sí; pero entonces agarro la guitarra, canto una canción de Álex Ubago y se me olvida todo.”

Para entonces yo ya llevaba más de veinte años sin agarrar la guitarra. También tocaba cuando tenía su edad, y tocaba mucho. Aprendí solo a acompañar canciones, no supe hacer ni un punteo. Llegé como mucho a hacer algún arpegio y nada más. Pero recordé las horas que pasaba cantando, imaginando, estrujando al máximo mi tiempo libre.

Lo dejé, como se dejan los dibujos cuando se acaba la infancia, como se dejan los poemas cuando se busca trabajo. Era algo antiguo, un bonito recuerdo, nada más.

Las palabras de Camila han vuelto ahora que, pasados los cincuenta, puedo dejar atrás también todo aquello que me hizo abandonar la guitarra. ¿Recordaré algo? ¿No será una simple nostalgia cargada de fantasía?

Volví a coger la guitarra. ¿Quién me dice que no puedo? Yo no tengo ni la ambición de ser un virtuoso ni la vergüenza de hacer el ridículo. Descubrí con sorpresa que no había olvidado nada, que sabía aún todos los acordes y que recordaba cómo se saca una canción y cómo se cambia un acorde. Volví a tocar. Cambié la española por la acústica y me puse a cantar, a pasar las horas abrazado a la guitarra.

Pocas cosas he hecho mejores que esta, pocas decisiones me han dado más satisfacciones. Cuando toco, olvido lo que me preocupa, me reconozco y me conozco mejor. He vuelto a tocar la guitarra y soy feliz.

Fernand

[amazonproduct asin=»B07T9DPVWQ,B003UGCUFE» used_price=0 list_price=0 show_new=1]

 

Juan Carlos Ayala

Escribe un comentario